Un suspiro en medio de la eternidad

Mil años, para ti, son como el día de ayer, que ya pasó;
son como unas cuantas horas de la noche.
Salmos 90:4 

La eternidad se refiere a aquello que no tiene ni principio ni final, podríamos definirlo como el tiempo mismo, que no tiene un comienzo ni un final; bíblicamente lo único de lo que se dice que no tiene ni principio ni final es Dios mismo, quien existe desde siempre y para siempre.

Si comparamos la vida del hombre, que vendrían siendo como mucho 70 u 80 años y en casos extraordinarios hasta 100 o algunos años más con los miles de millones de años del universo y con la eternidad, ¡Hasta la duración misma del cosmos es apenas un suspiro en medio de la eternidad!. Es por ello que la escritura dice que son "como mil años" un día para Dios, lo cual nos da la confianza de que Dios no cambia y disposición para cumplirlas siguen siempre frescas en su memoria.

Confiar en Dios es reconocer su amor por nosotros

Tú me cubres con el escudo de tu salvación, y con tu diestra me sostienes; tu bondad me ha hecho prosperar. Me has despejado el camino, así que mis tobillos no flaquean.
Salmos 18:35-36

Una persona que pone su confianza en Dios es aquella que sin importar cuán dura sea la vida a su alrededor, está tranquila porque sabe que Dios es su ayudador; es una persona que tiene la plena certeza de quién es Dios y quién es él para Dios.

El rey David en la Biblia tuvo que enfrentar muchas adversidades, pero tal como quedó registrado en las Escrituras, él sabía en quién tenía puesta su confianza y a quién acudir en tiempos de desesperación. ¡Ojo! eso no quiere decir que nos crucemos de brazos a esperar que todo pase, sino que buscamos a Dios en oración y le pedimos dirección para seguir las instrucciones que nos de.

Imitar a Dios es una decisión

Imiten a Dios, como hijos muy amados.
Efesios 5:1

La Biblia es muy clara y contundente cuando se trata de la vida cristiana, en ella no se nos pide que para saber lo que Dios quiere de nosotros pidamos contínuamente visiones y sueños proféticos, tampoco que tengamos una cita bíblica para cada cosa que vayamos a emprender. En cambio lo que sí se nos dice es que imitemos a Dios, a quien vemos reflejado en Cristo.

Sabemos que Cristo vino en representación de Dios, y que lo que hizo y dijo no fue por cuenta propia, sino que cuidando de obedecer al pie de la letra  todo cuanto Dios le había mandado, es por ello que cuando imitamos el ejemplo de Cristo estamos agradando a Dios en todo y por ende cumpliendo nuestro deber como cristianos; pero como podemos ver, para lograrlo es necesario que tomemos La Decisión.

Dichosos los que de todo corazón le buscan

 

Dichosos los que guardan sus estatutos y de todo corazón lo buscan.
Salmos 119:2 

Todos sabemos que las decisiones marcan el sendero por el cual andaremos en nuestro peregrinaje por la vida, si tomamos malas decisiones podemos hacer de nuestra vida un caos, pero si nos fijamos metas y si tomamos las decisiones correctas, éstas pueden llevarnos a dar los pasos necesarios para acercarnos cada día al cumplimiento de dichos propósitos.

 Sean cuales sean las decisiones que tomemos, la Biblia dice que son dichosos aquellos que ponen su mirada en Dios y toman la decisión de guardar sus estatutos y de buscarle de todo corazón, porque encontrarán un sinfin de bendiciones y nada más ni nada menos que al dador de la vida; ofreciendo la guia y consejo propios de aquel que todo lo sabe y todo lo puede.

¿De donde sacamos fuerzas?

Que el Dios que infunde aliento y perseverancia les conceda vivir juntos en armonía, conforme al ejemplo de Cristo Jesús.
Romanos 15:5

Cuenta el relato bíblico que Dios creó el mundo y todo lo que en él hay en seis días y que para cerrar con broche de oro formó al hombre del barro y sopló en sus narices aliento de vida; así que partiendo de ese hecho, reconocemos que la vida proviene de Dios y no de una serie de mecanimos de la naturaleza como afirman algunos.

No obstante, nótese también que en el texto bíblico base para ésta reflexión se nos habla de que Dios no solamente infunde aliento de vida, sino también perseverancia; es decir, que en momentos de aflicción podemos levantar nuestras manos al cielo y pedirle al Altísimo nuevas fuerzas para seguir adelante y no desmayar en el proceso, tal como el ejemplo que nos dió Jesucristo.

El que la hace la paga

Si alguien peca inadvertidamente e incurre en algo que los mandamientos del Señor prohíben, es culpable y sufrirá las consecuencias de su pecado.
Levítico 5:17

¿Qué pasa si un conductor es sorprendido volándose un semáforo o un Pare, provoca un accidente o es sorprendido por la autoridad pertinente? Lo más probable es que sea sancionado según contempla la ley, sin importar cuales hayan sido sus motivos.

Del mismo modo, Dios estableció en la antiguedad una serie de mandamientos y estatutos  contemplados en la ley mosáica, cuyo incumplimiento traía como consecuencia las sanciones contempladas en la misma; hoy en día, gracias a que Cristo pagó por nuestros pecados, entró en vigor una nueva legislación contemplada en el nuevo testamento, la cual trae consecuencias al ser violada, sin importar si somos o no concientes de ella.

La buena noticia es que si creemos en la obra de Jesucristo y nos comprometemos a cambiar, Dios tendrá misericordia, perdonará nuestros pecados y nos dará una nueva oportunidad.

¡Dios es justo pero también bueno!

Su Palabra nos a luz e inteligencia

La exposición de tus palabras nos da luz, y da entendimiento al sencillo.
Salmos 119:130

La Biblia nos muestra a lo largo de sus páginas, que desde siempre, cuando Dios habla es para dar luz, es decir, para orientar, instruir, incentivar o reprender; siempre tenía un proósito específico para  hablar y sus palabras eran las justas y necesarias para la edificación de sus oyentes.

Hoy en día, aunque suele comunicarse por medio de sueños, visiones, situaciones o personas con las que nos topamos a diario, ha dejado como punto de referencia la Biblia, la cual nos brindan luz y entendimiento, a fin de que podamos entender lo que nos dice y distinguir su voz de entre las demás. Hace miles de años, el Rey David entendió esto y por eso decidió que sin importar lo que pase podría su confianza siempre en Dios.

¡Escuchemos a Dios para que seamos entendidos!